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Lugo es una ciudad y municipio de España, capital del municipio, la comarca y provincia homónimas. Se ubica en el noroeste del país, en la Comunidad Autónoma de Galicia. Ostenta el título de La Muy Noble y Leal Ciudad.

La ciudad, de origen romano, fue fundada en el año 25 a. C. por Paulo Fabio Máximo y es la más antigua de Galicia. Construida en las cercanías de un castro, en la época romana recibió el nombre de Lucus Augusti. Numerosos restos romanos, muchos de ellos conservados en el Museo Provincial, son testimonio de sus primeros años de historia, especialmente su muralla romana, única en el mundo que conserva todo su perímetro y declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.

A lo largo de su historia experimentó tanto épocas de abandono como importantes momentos en la historia del país, desde la reunión en el año 842 de un gran ejército para conquistar Oviedo y entronizar a Ramiro I hasta el pronunciamiento del coronel Miguel Solís que daría comienzo al levantamiento de 1846 contra el presidente Narváez.

Geográficamente, la ciudad se encuentra situada sobre una colina, en una comarca de montañas redondeadas y no muy elevadas en las tierras del Alto Miño y circundada por el propio río Miño, además de otros de menor entidad. El municipio, incluido en la Reserva de la biosfera «Tierras del Miño», es el segundo más extenso de Galicia, y en el que en el año 2012 habitaban 99 241 personas, lo que lo convierte en el cuarto de esta comunidad autónoma en población, después de Vigo, La Coruña y Orense.

El gentilicio de sus habitantes es lucense o lugués. Actualmente, Lugo es una ciudad comercial y de servicios, con un campus universitario especializado en ciencias agrarias (como veterinaria o ingeniería de montes). Destacan también sus populosas fiestas, como el Arde Lucus, que rememora el pasado romano y castreño de la ciudad, y la de San Froilán, que se celebra entre el 4 y el 12 de octubre y atrae a la ciudad a más de un millón de visitantes.

Etimología

En el año 26 a. C. llegó a la que posteriormente sería Gallaecia un cuerpo expedicionario romano al mando de Cayo Antistio Veto para controlar el noroeste peninsular, y estableció un campamento en el territorio de la actual Lugo en el año 25 a. C. al que dio el nombre de Lucus Augusti. Lucus es una palabra latina que significa 'bosque sagrado', con lo que el nombre tendría el significado de «el bosque sagrado de Augusto», aunque también podría tener un origen prerromano basado en la divinidad celta Lug.

Geografía

La ciudad se encuentra en una colina rodeada por el río Miño y los regatos Rato y Chanca. La diferencia de altitud entre el centro de la ciudad y las márgenes fluviales es de cierta consideración, ya que mientras en el centro la altitud es de 465 metros sobre el nivel del mar, en el Miño, a la altura del Paseo Fluvial, la altitud es de 364 metros. El ayuntamiento de Lugo es el segundo más extenso de Galicia, con una superficie de 329,78 km2, y está formado por 54 parroquias.

La ciudad y su paisaje, tanto rural como urbano, están marcados por el río Miño. Se encuentra situada en la Reserva de la Biosfera «Terras do Miño», declarada por la Unesco el 7 de noviembre de 2002, un importante reconocimiento a nivel internacional en cuanto a la conservación de los paisajes y hábitats fluviales de la región atlántica europea.6 Es de destacar la abundante fauna en torno al curso del río Miño a su paso por la ciudad, sobre todo en lo relativo a las especies de aves. Todo este parque en torno al río abarca una ruta de parques de unos treinta kilómetros de longitud. Los otros dos ríos que atraviesan la ciudad son el Fervedoira y el Mera, en torno a los cuales se encuentran varios parques con diversas especies de árboles.

Historia

Lugo se fundó como un campamento romano al mando de Cayo Antistio Veto, probablemente en el lugar de un antiguo castro, en una campa12a con la finalidad de anexionar al Imperio romano el noroeste peninsular en la época de Augusto, alrededor del año 25 a. C. Así, en nombre del emperador, Paulo Fabio Máximo funda Lucus Augusti sobre este campamento militar, y a partir del año 50 se inicia la expansión de la ciudad, con el asentamiento de población indígena de los castros próximos. Posteriormente, la ciudad se convierte en un importante núcleo urbano, representativo de la cultura y el modo de vida romano, como se aprecia en los restos encontrados de la antigua ciudad, corresponsales a templos, piscinas, termas, monedas o mosaicos.

Tradicionalmente se consideró que las dos vías perpendiculares que configuraban todas las ciudades romanas (el cardo y el decumano) seguían la ruta de las actuales calles San Pedro y Rúa Nova, que se cruzaban en la Praza do Campo, formando el foro. Sin embargo, recientes descubrimientos arqueológicos demuestran que existía una amplia plaza pública que ocupaba desde la Rúa Doutor Castro (llamada de las Dulcerías) hasta la Rúa do Progreso, incluyendo gran parte de la actual Praza de Santo Domingo, lo que ha llevado a replantearse la teoría anteriormente citada. Se conservan multitud de piezas, yacimientos romanos y mosaicos que aún en la actualidad siguen apareciendo, especialmente cada vez que se realizan obras en el casco antiguo de la ciudad.

En el siglo III la ciudad fue la capital de conventus lucensis, una de las tres entidades administrativas en que estaba dividida Gallaecia. Entre los años 260 y 325, en los inicios del Bajo Imperio romano, la ciudad se rodea de una muralla. Esta muralla, de 2266 m de circunferencia y declarada bien Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000, es la única fortificación romana en el mundo que conserva íntegro todo su perímetro en la actualidad, y rodea el centro de la ciudad, la catedral, el museo provincial, la casa consistorial y otros edificios de interés. A estos restos se une el conjunto monumental de Santa Eulalia de Bóveda, donde destacan sus pinturas pompeyanas.

Tras la llegada y la toma de la ciudad por parte de los suevos en el 460, tuvo lugar el Concilio de Lugo, en el que se elevó a la iglesia lucense a sede metropolitana, pasando a depender de ella los obispos de Astorga, Britonia, Iria Flavia, Orense y Tuy. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica, sufragánea de la archidiócesis de Braga, que comprendía la antigua provincia romana de Gallaecia en la diócesis de Hispania. Su protagonismo histórico empezó a decaer con la fundación de Oviedo, el descubrimiento del supuesto sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela y la restauración de Braga. Durante este período Lugo perdió gran parte de su población, comenzándose a recuperar en el siglo X.

En el 714 llegan a Lugo los musulmanes, y en el año 741 Alfonso I ocupa, sin resistencia, la ciudad, y el obispo Odoario, encontrando la ciudad en un estado lamentable, ordena sepultar los restos romanos y reconstruir la ciudad, conscientes ambos de la importancia que en estos años adquirirá dentro del Reino, ya que era la única Iglesia metropolitana reconquistada y la única ciudad en toda la Hispania cristiana durante el siglo VIII y la primera mitad del IX. De este modo, la urbe romana se convirtió en un locus eclesiástico, núcleo del actual burgo.

En el año 842 un gran ejército gallego se reunió en la ciudad para conquistar Oviedo y subir al trono a Ramiro I, el primer rey de la dinastía gallega. Alfonso VI le otorga al obispado el señorío de la ciudad en el año 1088. En 1129 comenzó la construcción de la catedral románica, diseñada por el maestro Raimundo de Monforte y dedicada a Santa María, llamada «Virgen de los Ojos Grandes».

Torre de la Catedral de Santa María de Lugo, templo que ostenta el privilegio de la exposición permanente del Santísimo Sacramento.En el siglo VIII la ciudad era lugar de paso de las peregrinaciones a Santiago de Compostela y era cabeza de etapa de la llamada «Ruta Primitiva» del Camino de Santiago, y durante la Edad Media fue también un centro de peregrinación, puesto que la catedral contaba con el privilegio especial, que aún conserva en la actualidad, de exponer al público una hostia consagrada las veinticuatro horas del día; en el año 1669 se constituye la Ofrenda del Reino de Galicia al Sacramento, aun hoy festejada. Ya en el siglo XVIII le fue concedido a Lugo el privilegio de organizar las ferias de San Froilán, concretamente en el año 1754.

En 1312 los habitantes de la ciudad de Lugo, de la que era comendero el infante Felipe de Castilla, se sublevaron contra su obispo, Juan Fernández, ya que éste había intentado recobrar el señorío de la ciudad. Por ello, los habitantes de Lugo atacaron el palacio episcopal, capturaron a su guarnición e hirieron al obispo, quien se negó a entregarles la bandera y las llaves de la ciudad y fue expulsado de la ciudad. El pleito fue llevado ante el rey Fernando IV de Castilla, quien sentenció en favor del obispo Juan Fernández y en contra del concejo de Lugo. Además, el rey ordenó al infante Felipe y a Alfonso Suárez de Deza, Adelantado mayor de Galicia, que hicieran cumplir el veredicto que había emitido a los habitantes de Lugo. No obstante, ambos personajes retrasaron el cumplimiento del acuerdo. Las Cortes de Burgos de 1315 ratificaron el fallo dado por Fernando IV de Castilla sobre el pleito existente entre el concejo de la ciudad de Lugo y su obispo, Juan Fernández. En dichas Cortes se dispuso que el infante Felipe y Alfonso Suárez de Deza hicieran cumplir el fallo emitido por las propias Cortes, pero en 1316 los vecinos, a fin de oponerse a lo acordado en las Cortes, le entregaron el señorío de la ciudad al infante Felipe, que lo ocupó sin dificultad. Al mismo tiempo, el infante Felipe de Castilla ordenó erigir una fortaleza con dos torres en la ciudad de Lugo para defender a los lucenses de los ataques de su propio prelado, y dejó que el concejo de Lugo continuase gobernando la ciudad.

Durante la Edad Moderna la ciudad experimentó un cierto auge, aunque otras ciudades próximas como Mondoñedo o Ribadeo le disputaban la supremacía, por la importancia comercial de la primera y la pujanza industrial de la segunda. No fue hasta la división del estado español en provincias realizada en 1833 y la creación de las diputaciones cuando la villa fue designada como la capital provincial, decisión motivada sobre todo por lo céntrico de la ciudad amurallada, y se convirtió en la más importante de entre las que hoy forman parte de la provincia de Lugo, lo que supuso un crecimiento constante en población y extensión. Este auge fue reforzado con la llegada del primer ferrocarril a la ciudad en 1875. Además, las ferias de San Froilán tuvieron una extraordinaria importancia económica lo que, junto con el ferrocarril, hicieron de Lugo el principal centro de comercio de ganado vacuno de la península.

El 2 de abril de 1846, con el pronunciamiento del coronel Miguel Solís, se inicia en Lugo levantamiento de 1846 contra el presidente Narváez, que terminaría con el fusilamiento de «los mártires de Carral». En 1908 se fundó el que actualmente es el único periódico de la ciudad: El Progreso. En 1910 apareció el diario de orientación católica La Voz de la Verdad, actualmente desaparecido. En el año 1905 accede a la acaldía Ángel López Pérez, que dirigió la ciudad durante siete mandatos (hasta 1930), período durante el cual realizó grandes reformas en la ciudad, algunas de ellas muy discutidas. En 1950 se estableció en la ciudad uno de los grandes mataderos industriales del país.

En 1971 se aprobó un decreto que declaraba de utilidad pública la demolición de las edificaciones que estaban adheridas a la muralla romana, y se inició entonces la demolición de los 130 edificios y 1429 cobertizos que estaban adosados a la muralla por el exterior e impedían la observación del monumento.

Demografía

De acuerdo con el padrón municipal de habitantes de 2011, el municipio cuenta con 98 007 habitantes, con una densidad de 297,19 personas por km2. En 1842 el municipio contaba con tan sólo 13986 habitantes, repartidos en 2797 hogares. Medio siglo después, en 1897, duplicaba su población, llegando a los 26252 habitantes, población que se mantuvo constante hasta los años 1940, cuando se llegó a los 41011. La población se volvió a duplicar en 1991, con 83242 habitantes, que fueron creciendo durante los años posteriores hasta alcanzar los cerca de 100000 del año 2011.

Lugares de interés

Otros edificios de gran interés son el balneario romano y el puente romano. Se sabe que una calzada romana unía la ciudad con los dos monumentos mencionados, pero se ignora exactamente su trazado. Lamentablemente, una calzada medieval que probablemente siguiera el trazado de la romana fue demolida en fechas tan recientes como los años 90 del pasado siglo. Irónicamente, poco antes había comenzado una tímida política de recuperación del entorno urbano que aún hoy requiere una revisión. Precisamente, dos emblemáticos edificios lucenses, como el del antiguo café Monterrey en la Rúa Doutor Castro y el del antiguo Casino o de La Voz de la Verdad en la Rúa Conde Pallares, sufrieron desafortunadas restauraciones durante el último año. El barrio de O Carme conserva destacables edificios que en los últimos años y gracias a un encomiable esfuerzo, están siendo restaurados en su mayoría por diversas instituciones, como el Instituto Galego da Vivenda e Solo, la diputación y entidades privadas.

El museo provincial destaca por su colección de orfebrería celta, sus mosaicos romanos e interesantes colecciones de artistas gallegos como Castelao, Xulia Minguillón, Castro Gil, Asorey...

La fachada del ayuntamiento, de principios del siglo XVIII, obra de Ferro Caveiro, destaca por ser un ejemplo arquetípico del barroco gallego, con su decoración pétrea a base de placas, orejeras, gotas y volutas. La torre del reloj es posterior y, según algunos expertos, rompe la armonía de la construcción.

La ciudad cuenta con varios espacios de alto valor natural, destacando el parque de Rosalía de Castro, que contaba con cuatro secuoyas, hasta el año 1984, cuando el hurancán 'Hortensia' derribó dos, actualmente quedan otras dos, una de más de 25 metros de altura, entre otras muchas especies de flora y fauna, así como los paseos fluviales de los ríos Miño y Rato que cuentan con una gran variedad de fauna y flora autóctona. Éstos últimos rodean la ciudad por el sur, donde la urbanización apenas ha llegado, por lo que conforman un escenario excepcional para el ocio de los ciudadanos, sobre todo en verano, cuando el buen tiempo acompaña.

A menos de diez kilómetros del centro de la ciudad se pueden encontrar, por ejemplo, Penas de Rodas dos enormes piedras graníticas en una hermosa zona rural o también el santuario tardo-romano (siglos III y IV) de Santa Eulalia de Bóveda, que conserva pinturas murales únicas en el mundo.